martes, 12 de julio de 2016

Múltiples personalidades

A menudo me he preguntado si una persona puede cambiar. Creo que todos nos lo hemos preguntado alguna vez. Sin embargo, todos hemos dicho también alguna vez a alguien "has cambiado". Entonces, ¿por qué nos lo seguimos preguntando?

Creo haber hallado una respuesta. Creo que simplemente la pregunta está mal formulada, y se trata de una pregunta mucho más concreta la que atrapa nuestra atención: ¿Puede una persona cambiar deliberadamente? No se trata de un cambio provocado por la experiencia, la madurez o una situación traumática, sino de un cambio voluntario, meditado y decidido. Un cambio que venga sugerido por otros, o simplemente que hemos tomado la decisión de realizar. ¿Es posible que una persona cambie?

Maticemos de lo que se habla, por si a alguien aún le quedaban dudas: no hablo del físico, estamos hablando de la personalidad. La personalidad entendida en este caso como el conjunto de actitudes de una persona (dejando de lado sus aptitudes), su forma de ser, de reaccionar ante determinadas situaciones, de comportarse en determinados contextos, etc. 

Una vez matizada la pregunta, y matizado el contenido de la misma, volvemos al tema de siempre. ¿Existe respuesta? ¿La tiene alguien? En caso de existir, ¿es universal o sólo aplicable a ciertos individuos excepcionales?

Si alguien da con la respuesta a lo del cambio voluntario, estaré encantada de leerla, escucharla o lo que proceda.

De lo que yo quiero hablar es de los cambios de las personas en distintas épocas, y distintos entornos.

Hay una gran cantidad de personas que varía su personalidad según con quien se encuentre, a esas personas les decimos que tienen "poca personalidad". Tal vez sería más acertado hablar de una personalidad "débil" o "voluble", pero no quiero matizar eso ahora. Creo que todos, en cierto modo, cambiamos un poco nuestra forma de comportarnos según el entorno, somos animales sociales y adaptables, por lo tanto es lógico que nos adaptemos al entorno social que nos rodea. Incluso me atrevería a decir que aquellas personas que se mantienen en un mismo comportamiento rígido e invariable en cualquier contexto, tienen un problema de flexibilidad. Pero eso es sólo una opinión que no tiene base alguna en que sustentarse.

Pero, ¿y la época? ¡Ay! ¡La época! Cuántas personas, con el paso de los años, piensan en cómo eran en su juventud y se sorprenden no reconociéndose a sí mismos. Cuántas veces de adultos hemos deseado volver a ser como éramos de niños. Claro, es un cambio lógico y deseable. La infancia es por lo general una etapa feliz (hay trágicas excepciones), y es lógico querer volver a ella y volver a pensar y sentir como entonces. No obstante, me preocupa más cuando una persona quiere volver apenas unos años atrás en su vida, una época en que hacía las cosas de otra manera. Ya sea por decepciones, desengaños, problemas de toda índole o cualquier otro hecho traumático o no, el caso es que a veces nos sorprendemos mirando con nostalgia a esa persona que fuimos y sólo podemos contemplar en nuestros recuerdos. Y nos encontramos de pronto pensando, ¿qué ha pasado? ¿Quién soy? ¿Por qué ya no soy así? 

Me pregunto cómo debe ser llegar a ser anciano sin haber sido lo que quieres ser, sin haber sido quien quieres ser. Ver que tu tiempo se acaba y no jugaste la partida con la estrategia que te hubiera gustado seguir. Es algo que no quiero comprobar. Me pregunto en qué momento, en qué preciso instante una persona deja de lado quien es por ser quien cree que debe ser, o simplemente para ser otra persona que cree que en ese momento se ajusta más a su realidad. Esa adaptabilidad, ese alienarnos con una vida que no hemos elegido, va lentamente cercenando el alma hasta que llega el día en que al mirarnos al espejo nos preguntamos: ¿quién es esa persona que me mira desde el cristal? 

Y aquí radica mi pregunta esencial, mi primera pregunta, la pregunta sin respuesta. Si una persona descubre que ya no es quien quiere ser, si quiere volver a ser quien fue, o ser otra persona totalmente diferente a la que es porque ser quien es no le hace feliz... ¿esa persona puede cambiar deliberadamente

¿Es una cuestión de valor? ¿De voluntad? ¿De qué? ¿Existe alguna cuestión en realidad o es sencillamente imposible que alguien cambie sólo por el hecho de desear cambiar? ¿Cómo puede una persona que antes no tenía miedo a las arañas, volver a ser así si fue envenenado por la picadura de una? ¿Cómo puede una persona que no temía equivocarse, volver a ser así después de una decena de fracasos estrepitosos? ¿Es la experiencia lo que nos impide ser quienes queremos ser? ¿Es la madurez? ¿Puede una persona que siempre tuvo miedo a las alturas, de pronto perderlo porque sueña con escalar y no quiere ser la persona que es? ¿Qué es lo que nos empuja a vivir con una personalidad que no encaja con nuestros deseos?

Alguien dijo alguna vez que si lo que eres y lo que quieres ser no encajan, no serás feliz. Ojalá recordara quién. ¿Será esa la clave de tanta infelicidad en el mundo? 

Me encantaría finalizar esta entrada con alguna respuesta, pero me temo que en esta ocasión sólo traje preguntas en el bolsillo. Tal vez en otro momento.